Innovando en los círculos restaurativos
Dra. Marianela Querejeta - Médica Dermatóloga
Dra. Adriana Querejeta - Docente-Mag en mediación y negociación
"amigarse con la complejidad"
J.P. Lederach
La 'magia del círculo y de la literatura'
Este relatorio, comparte una experiencia de círculo restaurativo (salud y
educación, juntas en su abordaje, incorporando exponentes de la literatura infantil)
Una niña de nueve años, se encontraba en tratamiento a causa de una
enfermedad en su piel. Como consecuencia de la misma, presentaba verrugas en su
cuerpo. La niña le cuenta -le llora- a su doctora, que sus compañeros de cuarto grado en
la escuela se burlan por el aspecto de su cara. En diálogo con la directora y maestra del
grupo, se constata que se trata de un etiquetamiento explícito hacia la niña por parte de
varios compañeros, con la no intervención o expresión asertiva y firme de otros pares en
pos de frenar este comportamiento. La maestra ha tratado el tema en clase, en vano... no
ha habido transformación.
Desde la doctora en Medicina tratante de la niña, la idea primera que surge es no solo
prescribir lo que la piel necesite para su tratamiento, sino fortalecer a la paciente durante
el proceso. En tal sentido, se le plantea a una docente y facilitadora de confianza el caso,
compartiendo la idea de concurrir a la misma escuela a efectos de brindar una charla
informativa...
Los procesos de etiquetamiento han sido estudiados también desde la Sociología. Así,
Howard Bécquer habla de 'los extraños' que no lo son por sus cualidades intrínsecas, sino
que devienen tales, por las propiedades atribuidas por los otros.
Desde la docente y facilitadora, se plantea a la médica no solo abordar desde la
información, sino contemplando el cerebro todo…; no ir primero a lo racional, sino
sembrar desde la emocionalidad, la vivencia de lo propio y la escucha del otro; empatizar,
concientizar ...hacia la transformación.
¿Qué intervención restaurativa resultaría apropiada? - nos preguntábamos -. ¿Acaso se
trataba de dos partes involucradas en un mismo conflicto a transformar o acordar en su
resolución como en la mediación?
La realidad es compleja y nos insta a salir de nuestra zona de confort, de lo transitado;
buscar otros caminos, 'amigarnos con la complejidad' - al decir de Lederach - quien nos
recuerda que también ella encierra tesoros.
Desde tiempos ancestrales los seres humanos se sentaban en círculo, hablaban, se
escuchaban, y frente a los conflictos… en muchas comunidades humanas 'habla
protagonistas del conflicto o la agresión, sino a 'quiénes estratégicos', por un lado, y a la
literatura -género narrativo-, por el otro.
Asimismo, conocíamos testimonios de colegas en Rio Grande do Sul (formados por Kay
Pranis) que habían llevado adelante experiencias con círculos de paz –círculos
restaurativos-.
Como partícipes del Congreso y post Congreso de prácticas restaurativas, habíamos
podido experimentar en Costa Rica con círculos y escuchar los testimonios de los
integrantes del Instituto Internacional de Prácticas Restaurativas. El tema era pensar la
intervención como co-facilitadora, abriéndose a las riquezas que la complejidad promete
cuando con ella nos amigamos. La planificación sería rígida en la fase previa y flexible en
la implementación.
Y allá fuimos juntas, a varios kilómetros de la capital: médica , docente especializada y
una jerarca de la Unidad de Dermatología pediátrica del Hospital “Pereira Rosell” de
Montevideo, quien quiso acompañar. Iniciamos con una dinámica que intentaba no solo
'romper el hielo' -en este caso los chicos se 'conocían' entre ellos, al menos en algunos
aspectos-, sino también, develar aspectos del otro que pudieran iluminar y sorprender.
Ello permitiría descubrir el punto de vista o ciertas virtudes de cada uno. La dinámica a la
que apelamos, utiliza un “objeto de diálogo” (p.ej. una piedra, un caracol etc.) que otorga
la palabra a quien lo tiene. A continuación, planteamos una pregunta que facilitara
focalizar el pensar y sentir en elementos favorables de la convivencia, y con ella iba
pasando el objeto de mano en mano... Por otra parte, se planteó que si alguno no quería
hablar en ese momento, el objeto seguiría circulando libremente, dando a otro la palabra,
aclarando a todos que cada quien tiene su momento.
Se narraría un cuento expresamente elegido; elección que precisamente, 'no es
ideológicamente inocente' - al decir de la escritora Ana María Machado, cuando refiere a
la literatura infantil -. Es importante en la selección de la historia, cuidar que ella involucre
el problema o la situación que pretendemos abordar (cualquier parecido con la realidad no
sería mera coincidencia). No obstante, resulta esencial no tratarlo como dando lecciones
o dejando moralejas. La naturaleza del relato, su procedencia intrínseca, hace que 'por sí
mismo hable'. Por ejemplo 'Sapo y el forastero' de Max Veltjus vendría de maravillas para
tratar situaciones donde están involucrados procesos de etiquetamiento: el otro, ese ser
que resulta extraño, desconocido, y a quien se le atribuyen toda suerte de malos hábitos,
no solo es 'malo', sino perezoso, sucio, y hasta ladrón quizás etc. En el devenir de la
historia, hará su magia el arte de la palabra y se irán desvaneciendo prejuicios, se irán
cayendo etiquetas hasta descubrir un 'otro' digno, con gestos amables, con valores
humanitarios... Y llega otra pregunta en círculo, esta vez interpelando a la realidad del
grupo -el cuento ha puesto el foco en la situación a dilucidar- El objeto de diálogo vuelve
a circular. Afloran respuestas de los niños en las cuales revelan cada uno experiencias de
haber tildado a otros o de haber escuchado que se estigmatizaba a otros o de haber sido
uno mismo encasillado, o incluso insultado... Y al preguntar qué sintió, qué sentimos al
vivir eso... se llega al meollo de la emoción... algo en nuestro interior nos 'mueve', y al
concientizar que otros también han sentido, pensado, pasado por lo mismo, se llega a
empatizar con los compañeros vulnerados. El último paso será preguntar por las acciones
que nos comprometemos a realizar para transformar esa situación que afecta a otro
compañero. Surge la mirada a futuro que buscamos. Al tiempo que cada uno va
expresando su compromiso, planificamos una suerte de gesto o movimiento – ritual- por
ejemplo, ir colocando una cinta o trozo de papel color o…, en una suerte de mural
colectivo que quedará plasmado y nos recordará que todos nosotros podemos hacer que
el ' vivir juntos' sea una experiencia bella, justa y digna. El cierre lo concretamos con otra
narración o lectura que nos recuerde la celebración de estar juntos y cultivar la amistad.
En el caso que compartimos, el abordaje se pensó siendo co-facilitadoras la misma
médica que trataba como dermatóloga a la niña y una docente especializada en prácticas
restaurativas. El acuerdo fue ir juntas para trabajar desde la emoción y desde lo racional,
desde el sentir y el pensar - brindando información, respondiendo a interrogantes de los
chicos que plantearon sus dudas, y sobre todo, exorcisaron miedos – aquello no era
contagioso...-. Todos los niños compartieron testimonios de afecciones propias, de
familiares o de conocidos ... Y así todos comprendimos aquel día, que de algún modo
llevamos nuestras 'verrugas', visibles o no, en nosotros o en nuestros seres próximos; que
convivir implica la aceptación, la comprensión de que aquello que al otro le sucede
también es un espejo de lo que a cada uno nos pasa. El otro soy yo también de algún
modo; hermanados en esta dimensión de lo humano donde aún iguales en dignidad, ser
diferentes también es motivo de riqueza.
Pasó el tiempo… Al día de hoy, aquella pequeña es una adolescente que asiste como
estudiante en el nivel secundario de educación; aún concurre a la consulta dermatológica
de seguimiento, y se la ve segura de sí misma, alegre y digna ...Esta es la mejor
devolución a nuestro trabajo de ser hacedoras de ´mandalas humanos´: círculos ... ellos
se encargarán de obrar la transformación.